OBRA: San Francisco recibiendo los estigmas de Van
Eyck.
CORRIENTE: Realismo místico.
ESPACIO: Tridimensional semiabierto.
COLORES: Cálidos y fríos, predominado los primeros.
TEMA: Representación
del mundo. Cada detalle cubre un significado espiritual porque tiene un sitio
en la armonía universal. Hay gran precisión en los diminutos detalles.
El San Francisco recibiendo los
estigmas, de Van Eyck, pintura medieval de hace unos quinientos años, acomete
la ordenación del mundo precisamente del modo contrario. En vez de simplificar,
el pintor multiplica los detalles. Por paradójico que ello nos pueda parecer,
era ésta la única vía razonable para un pintor medieval que requería poner el
mundo en orden. El mundo medieval fue rico, violento, caótico, complicado,
tumultuoso, de mucho colorido y totalmente contradictorio. Este cúmulo de
contradicciones estaba unificado por el supuesto de que el universo en su
totalidad era un sistema divinamente ordenado en parejas de contrarios. La
época encontró en esta fe su armonía. El cielo se equilibraba con el infierno;
el invierno, con el verano; la siembra, con la cosecha; el nacimiento, con la
muerte. Cada virtud era la contraparte del vicio correspondiente. Y en esta armonía
universal, ordenada por Dios , aun el detalle más insignificante del mundo tenía
su lugar. Nada era accidental; todo tenía razón de ser. Para el mundo de la Edad
Media el mundo de los hechos reales se fundía con el mundo de los milagros y
con frecuencia se identificaba con él.
No hay comentarios:
Publicar un comentario